HACIENDO LA DIFERENCIA: DIVERSIDAD, INCLUSIÓN Y DESARROLLO SOCIAL EN LAS ENERGÍAS RENOVABLES

Como recurso no contaminante y limpio, las energías renovables son la clave de un futuro sostenible. Pero más allá de su impacto medioambiental, las energías renovables también pueden contribuir al desarrollo social, la inclusión, la diversidad y la equidad en todo el mundo.

En 2015, los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible como un llamado universal a la acción para acabar con la pobreza, proteger el planeta y mejorar la vida y las perspectivas para un mejor futuro para todos. Para lograr el objetivo número siete: “Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna», los países deben aumentar sustancialmente la proporción de energía renovable en el mix energético mundial. Pero esta no es la única forma en que las energías renovables contribuirán a un futuro mejor y más inclusivo para la humanidad.

DESARROLLO INCLUSIVO

A este punto, se sabe que la transición energética de los combustibles fósiles a las energías renovables, tendrá un impacto positivo en el PIB. Según el Último Informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables, Global Renewables Outlook, la transformación del sistema energético podría suponer un enorme aporte de 98 millones de dólares al PIB mundial, lo que equivale a dos veces la capitalización bursátil combinada de todo el mercado de valores estadounidense.

Pero el crecimiento del PIB sólo capta los beneficios económicos y las energías renovables aportan mucho más. El despliegue de las energías renovables contribuye a diversificar las competencias de un país, a impulsar su crecimiento industrial y a sustentar las prioridades generales de desarrollo, además de fomentar resultados positivos para el medio ambiente y la salud gracias a la reducción de emisiones y pérdida de  ecosistemas.

UNA OPORTUNIDAD EQUITATIVA

En todo el mundo, las comunidades con menos recursos son las más afectadas por el cambio climático y las emisiones. En Estados Unidos, por ejemplo, la mayoría de las comunidades conformadas por personas de la raza negra experimentan altos niveles de contaminación atmosférica por la generación de electricidad a partir de  combustibles fósiles comparado con las comunidades de mayoría de raza blanca, según una investigación de la Asociación Americana del Pulmón

Además, las familias con bajos ingresos gastan alrededor de tres veces más de sus ingresos en costos de energía que otros hogares, siendo los hogares de los afro-americanos, hispanos, multifamiliares y de alquiler los más afectados.

Las energías renovables siendo más limpias y baratas no sólo pueden estabilizar las facturas de energía de estas familias, sino también limpiar el aire que respiran, ayudando a cerrar las brechas entre los que tienen y los que no en nuestras comunidades.

«La energía solar puede proporcionar: un alivio financiero a largo plazo a las familias que luchan con altos e impredecibles costos de la energía, puestos de trabajo con salarios dignos en una industria en la que la mano de obra ha aumentado un 168% en los últimos siete años y una fuente de energía limpia para las comunidades que han sido fuertemente afectadas por la generación de energía tradicional» – la Asociación de Industrias de Energía Solar

El crecimiento de las energías renovables también ofrece una oportunidad sin precedentes para abordar el reto del desempleo en las comunidades de bajos ingresos. Un estudio reciente de la Brookings Institution  muestra que el empleo en el sector de las energías con bajas emisiones de carbono no sólo está mejor pagado que los trabajos medios, sino que también es accesible para los trabajadores que no han obtenido una educación universitaria; siendo así que en Estados Unidos, por ejemplo, pueden llegar a ganar entre 5 y 10 dólares más por hora que en otros trabajos convencionales. 

Hay un lugar para todos en la industria de las energías renovables, aunque todavía queda trabajo por hacer: como ocurre en muchos oficios especializados, la distribución de género de los trabajadores del sector sigue estando muy inclinada hacia los hombres. En Atlas, vemos esto como una oportunidad para ampliar la fuerza de trabajo a largo plazo. Algunas de las medidas que hemos tomado incluyen la insistencia en que haya al menos una candidata en cada lista de selección de personal, así mismo nuestro equipo de Recursos Humanos ofrece al personal regional capacitación para reconocer los prejuicios inconscientes, enfocándose en la distinción de género, así como en la mejora de las prestaciones para facilitar la reincorporación femenina al trabajo tras la maternidad y la corresponsabilidad parental.

También hemos desarrollado un Programa de Mano de Obra Femenina cuyo objetivo es mejorar el acceso de las mujeres locales a las oportunidades de empleo y emprendimiento que presentan nuestros proyectos en construcción. Este programa de capacitación profesional pretende capacitar a cientos de mujeres de las comunidades cercanas a los proyectos para que ocupen puestos calificados, tanto en nuestras propias cadenas de suministro operativas durante la construcción de nuestras plantas solares como en otras industrias que se emplacen en la zona.

MÁS ALLÁ DE LA LICENCIA SOCIAL

Los proyectos de energías renovables suelen construirse en zonas rurales y remotas, lo que significa que, además de ser limpios y ecológicos, tienen la oportunidad de estar a la vanguardia en las mejores prácticas de derechos humanos e impacto social. Ya existen directrices sólidas, como las Normas de Desempeño de la CFI y los Principios de Ecuador, que ayudan a los desarrolladores de proyectos renovables a implementar las mejores prácticas para el beneficio de los stakeholders.

El desarrollo de las energías renovables allana el camino para que las empresas ambiental y socialmente responsables brillen. Cuando los promotores trabajan mano a mano con las comunidades locales para garantizar que los proyectos de energía renovable sean beneficiosos, el efecto multiplicador es inmenso, y lo hemos visto de primera mano en nuestra planta de Guajiro, en México. En lugar de lanzarnos con un programa genérico de responsabilidad social corporativa, nos sentamos con las comunidades locales para entender sus necesidades y creamos conjuntamente planes que compartieran un propósito en beneficio de todos. Para Guajiro, esto significó dar prioridad a los proveedores locales para los servicios necesarios durante la construcción, lo que generó un efecto de economía circular, creando grandes oportunidades económicas en la comunidad. También nos asociamos con The Pale Blue Dot, una organización mexicana que promueve el uso de la tecnología en escuelas y centros comunitarios. La puesta en marcha de este programa permitió a 699 estudiantes de comunidades cercanas tener acceso a Internet y a una plataforma educativa, ayudando a reducir la brecha educacional y a promover la alfabetización digital.

Obtener una licencia social para operar va más allá de conseguir los permisos para construir una infraestructura energética fiable. El hecho de tener un impacto positivo en la comunidad confiere a un proyecto legitimidad, credibilidad y confianza, lo que significa que cada vez más comunidades acogerán con agrado el desarrollo de proyectos de energías renovables, en beneficio de todos.

UNA TRANSICIÓN ENERGÉTICA JUSTA Y EQUITATIVA

El auge de las energías renovables aporta claros beneficios socioeconómicos, desde una mayor diversidad de la mano de obra, la inclusión social y mejores resultados en la salud de la comunidad; y un número cada vez mayor de partes interesadas quiere que este potencial se aproveche al máximo. En los últimos años, hemos visto cómo los financiadores de proyectos se fijan cada vez más  en el compromiso y los resultados con la comunidad a la hora de financiar un proyecto, mientras que las grandes empresas que establecen acuerdos de compra de energía a largo plazo (PPAs) están interesadas en encontrar promotores alineados con sus valores de diversidad e inclusión.

Sabemos que la energía limpia, renovable y sostenible es el futuro. A medida que se acelera la transición energética, creemos que es hora de que la conversación pase de enfocarse únicamente en los aspectos económicos y medioambientales a maximizar los beneficios sociales que pueden aportar.